By: Gabriela Yareliz
Aveces, cuando nos pasan cosas que nos cambian la vida, uno se queda preguntándose si hay una vida en un universo alternativo que le tocaba a uno. ¿Es que me tocaba otra vida y termine aquí?
En estos días observando a desconocidos, me he preguntado si ellos se preguntan cómo hubiera sido la vida de otra manera. Si no hubiesen cometido ciertos errores o si no hubiesen sufrido ciertas desgracias.
¿Será que la vida era otra ausente el engaño, la cobardía, y la confusión?
¿Es que hay un bolsillo en el corazón que contiene todas esas emociones o los anhelos por esa vida que se perdió?
¿Se va ese sentimiento de que nos estamos perdiendo algo o nos sigue por el resto de nuestros días? ¿Olvidamos a las personas o será que en parte las seguimos esperando?
¿Será que la otra vida posible es un invento, similar a la nostalgia? ¿De verdad nos tocaba otra vida o es eso otra mentira que nos hacemos creer? ¿Hay vidas que siguen el Plan A y nunca llegan al Plan B?
En un salón lleno de personas presentes en cuerpo pero ausentes en mente, busco la respuesta en las miradas perdidas y en las tensiones oscuras que noto en los gestos.
Quizás hay cosas que no nos toca saberlas. O quizás hacemos preguntas ya sabiendo las respuestas.